jueves, 16 de julio de 2009

Santiago de Cuba a ritmo de carnaval.

Por : Betty Beatón Ruíz.
Santiago de Cuba.
bbeaton@enet.cu
Santiago de Cuba es conocida y reconocida dentro y fuera de sus fronteras por muchos atributos. Pero uno en particular, uno que nace del pueblo y vive en él, tiene una especial connotación y significado para santiagueras y santiagueros: El carnaval.

Según recoge la historia, el jolgorio más afamado de Cuba tuvo sus orígenes en la procesión religiosa que cada 25 de julio, en honor al patrón Santiago Apóstol, organizaban las autoridades eclesiásticas en la Villa de Santiago de Cuba, fundada por el Adelantado Diego Velázquez hacia 1515.

La participación de los negros esclavos en dicha peregrinación, cuya presencia respondía al interés de sus amos por convertirlos a la fe católica, fue perfilando los definitivos caminos que esta celebración religiosa transitaría después, toda vez que la negrada, con la ropa puesta al revés, bailaba al compás de sus tambores, en lo que comenzó a denominarse como Fiesta de los Mamarrachos.

Hacia el siglo XVIII, huyendo de la Revolución Haitiana, una oleada de inmigrantes franceses acompañados de su servidumbre doméstica llegó a Santiago de Cuba a partir de 1762, y los negros y negras propiedad de los franceses, con modales más refinados, introdujeron sus bailes de salón conocidos como Tumba Francesa.

Así se unieron el tambor, los Mamarrachos, la Tumba Francesa, música y baile, ron y alegría... unos fundidos con otros, para darle luz y camino a lo que es hoy la fiesta de pueblo más conocida y reconocida en este Archipiélago: los carnavales santiagueros.

Con el paso de los años el carnaval ha trascendido como el suceso cultural de raigambre popular más importante de Santiago de Cuba. Hasta el desconocido se vuelve amigo por esos días, comparte, saluda, se deja llevar por la conga calle arriba y calle abajo sudando y cantando, porque el carnaval invita y nadie se resiste, ni el obrero, ni el intelectual, ni el joven, ni la niña, ni el viejo...

Las avenidas Trocha, Martí, Sueño, Garzón... son toda carnaval, arrastrando a una multitud que baila en cualquier esquina hasta el amanecer. Los paseos, congas y comparsas lucen coreografías y toques que todos buscan y persiguen ver. Y el convite crece y crece cada julio. Por eso cuando el año recién inicia a desgranar sus días, todos y todas comienzan a pensar y a hablar de lo que viene, de lo que llega y ahora disfrutamos el carnaval santiaguero.